sábado, noviembre 07, 2015

Recuerdos azul y oro en la plata

Joaquín paseaba nuevamente a la orilla del río de la plata. Había recorrido tantas veces ese camino y sin embargo siempre encontraba algo nuevo en que posar su mirada; los niños jugando a la pelota, los amantes que no pueden quitarse las manos de encima, los oficinistas corriendo al laburo -o a la chamba- como Joaquín hubiese dicho varios años atrás. Entonces, un viejo vendiendo alfajores de maizena se atravesó su camino, Joaquín decidió comprar uno; eligió aquel que tenía mas coco encima, esos eran sus favoritos. Después procedió a sentarse en la banca más cercana. Desde ahí podía mirar a la gente pasar y también el río, el río que todos los días miraba sin recato. Joaquín abrió el envoltorio de papel que cubría su alfajor y le dio el primer bocado. Apenas la combinación de maizena y dulce de leche tocó su paladar, Joaquín recordó aquel inigualable sabor; el mismo sabor que lo transportaba a la facultad donde probó los alfajores por primera vez hace ya varias décadas atrás. Recordó los verdes campos universitarios, llenos de jóvenes, de ideas y de ilusiones; las insufribles clases del profesor H; los interminables viajes en el subte; las horas extras en el departamento de E; las tertulias con sus amigos de antaño  -¿qué será de ellos?- se preguntó, tantos años han pasado y la vida nos ha deparado tan diversos destinos, reflexionó. Y así, sin más, Joaquín volvió a su Buenos Aires querido, el mismo que le cobijaba con su Gardel, sus alfajores y su mate. Una linda mina pasó a su lado, ni siquiera volteó el rostro, -vaya que he envejecido- pensó para si mismo.

martes, enero 28, 2014

El coleccionista de instantes

Habia una vez, hace ya muchas lunas atrás un anciano que coleccionaba instantes. Coleccionaba toda clase de instantes, desde los más pequeños -y a la vista poco cauta, insignificantes-; hasta aquellos que duraban una eternidad. Los habia de todos los colores y sabores: amargos y pardos como los besos no correspondidos, agrios como una amistad mal apreciada y dulces y jugosos como un niño riendo a carcajadas.
Estos instantes eran únicos e irrepetibles y el anciano valoraba todos y cada uno de ellos, contrario a la nueva usanza, aquellos instantes que usaba más, más lustrosos y brillantes se conservaban y permanecían intactos en la vitrina de su alcoba. Mientras que, por diversas razones habia otros desgastados y borrosos, y que, a pesar del empeño del anciano por conservarlos intactos estos simplemente desaparecían; cuando esto sucedía el anciano pasaba largas noches en vela añorando el instante perdido y jamás recuperado.
Un buen día, el anciano decidió contemplar todos los instantes que poseía, porque han de saber, que los instantes es lo único en el mundo que realmente se posee, no más no menos. Al contemplar sus instantes, llegaron a él diversas emociones, amor, esperanza, fe, tristeza, enojo, alegría, soledad y esa era precisamente una de las cualidades de los instantes. Su otra cualidad, y esta era únicamente para aquel que tuviese la capacidad y fuese un verdadero coleccionista de instantes. Se trataba de viajar por el tiempo y espacio, a través de mundos y dimensiones al preciso momento en que el instante fue coleccionado. Ahí estaba el anciano, contemplando sus instantes y transportándose por diversas realidades, observando y haciéndose uno con ellos. Estaba aquel día de verano donde vio su primer amanecer, el aroma de la habitación mientras tenia esa charla con su madre, las risas de los niños en su clase de matemáticas, la promesa enterrada bajo nieve, la vez que se fue, la luna sobre su piel desnuda, su sonrisa, su regreso cuando pensó que se habia marchado, la lluvia mojándolo en la parte trasera de una camioneta, el sabor de un coco a media noche, su abrazo cuando todo parecía confuso, la primera vez que lo conoció, la humedad nunca antes vivida, su abrazo después de la meditación, la incertidumbre debajo de un ángel, lo amargo de sus lágrimas, el copo de nieve en su chamarra, su primer mala nota, su abrazo antes de dormir, su mirada al decir que si.
Todos y cada uno de sus instantes lo fortalecían y debilitaban, completándolo y destruyéndolo a cada momento, zigzagueando en cada segundo, transportándose al infinito repleto de instantes que lo definirían hasta la eternidad.

miércoles, julio 25, 2012

Fragmentos literarios

En las escaleras de emergencia se habian formado unas telarañas, como si habitualmente apenas las utilizaran. Una diminuta araña negra estaba ahi agarrada, esperando paciente a que alguna presa pequeña se le acercara. Sin embargo, para la araña no existia la noción de paciencia. Como araña, no poseia ninguna otra habilidad especial mas que extender telas, y no tenia ninguna otra opción de vida que no fuese quedarse ahi quieta. Detenerse en un lugar, esperar a una presa, consumir su vida, morirse y desecarse. Todo se habia predeterminado genéticamente. No habia cabida para la indecisión, la desesperación o el arrepentimiento. Tampoco para la duda metafísica o el conflicto moral.
1Q84
(Libros 1 y 2)
Haruki Murakami

domingo, junio 03, 2012

Monocromo

Quisiera volver a tener las palabras para poder plasmar lo que pienso y siento.
Volver a expresar todo lo que mi mente habita. ¿Acaso me he quedado sin qué decir?
Me lo he preguntado mas de una vez, quizá la indiferencia se ha apoderado de mi y eso me preocupa.
Si he dejado de exigir nuestros derechos, de preocuparme por el bien común, por la ignominia.
Si he sucumbido ante el sistema implacable, insaciable, que sólo nos considera meros objetos, nos condena y esclaviza , nos tiene dominados, y sin embargo, parece no importarme. No he hecho mucho (o nada) para evitarlo, me frustra y sin embargo lo acepto.
Si he cambiado mis ideas y esperanzas por una realidad menos aterradora, donde el futuro tiene una apariencia más clara no em contenta, me inquieta y aún no desubro como enfretar esta situación.
No sé si tiene que ver con la edad, con el lugar, con la situación, con el clima o con qué, pero esta ahi, persistente, en el sol y en la luna.
Me disculpo de antemano si en este dia gris mis pensamientos nos reflejan más de mi, simplemente no quería dejar un dias más sin decirlo de alguna manera, aunque sea con lineas breves y poco claras. sin sentido literario ni elegante pros. Ideas atropelladas y sin sentido, quizá el mero reflejo de la mente que las dict.

domingo, abril 01, 2012

De la aleatoriedad y el clima

De esos días que te levantas (tarde). Es un día gris, un poco lluvioso, justo como te gustan. Te recuerdan que todo depende del cristal con que se mire. Te alistas, sales de tu casa, comienzas a caminar rumbo a la parada de transporte más cercana. Prendes tu mp3 (por aquello de que después nos quieran cobrar regalias por promocionar productos de la manzana) y de pronto comienza esta canción.
Hey you, out there in the cold
Getting lonely, getting old
Can you feel me?
Hey you, standing in the aisles
With itchy feet and fading smiles
Can you feel me?
Hey you, dont help them to bury the light
Don't give in without a fight.

Hey you, out there on your own
Sitting naked by the phone
Would you touch me?
Hey you, with you ear against the wall
Waiting for someone to call out
Would you touch me?
Hey you, would you help me to carry the stone?
Open your heart, I'm coming home.

But it was only fantasy.
The wall was too high,
As you can see.
No matter how he tried,
He could not break free.
And the worms ate into his brain.

Hey you, standing in the road
always doing what you're told,
Can you help me?
Hey you, out there beyond the wall,
Breaking bottles in the hall,
Can you help me?
Hey you, don't tell me there's no hope at all
Together we stand, divided we fall.

Hey you
Pink Floyd
The Wall (1979)
(acá el link para los que nunca la hayan escuchado)

Que buena canción y en que buen tiempo, ahi andaba, viendo las nubes en el horizonte con la canción de fondo, jajaja. Son de eas ocasiones que la selección aleatoria del reproductor, los astros, el movimiento giratorio terrestre y tu humor se ponen de acuerdo para hacerte pasar un momento más que reconfortante.

viernes, febrero 10, 2012

Página en blanco

Tenia tiempo que no se sentaba a escribir nada nuevo, sin embargo, el estar frente a su Olivetti Lettera le traía los mas variados recuerdos, asi como la vieja sensación de desolación/excitación que solo el comenzar a escribir una página en blanco trae consigo.

Aún se cuestiona cómo fue posible que esos viejos escritos llegaran a manos de D (su actual jefe). Solo recuerda haberlos mostrado a su círculo más cercano y aunque algunos ejemplares fueron impresos y distribuidos en varios lugares, nunca pensó que llegaría el día en que fueran tomados en serio por alguien. Después de todo, hacia más de cinco años de eso. Sin embargo, le causaba gran satisfacción que ese trabajo que realizó con gran dedicación y cariño, fuese por fin tomado en cuenta para una propuesta formal de trabajo. Hoy en día, no es fácil entrar en este medio -pensó-.

Por supuesto, no todo era miel sobre hojuelas. Como en todos los lugares habia gente de todo tipo. Aunque solo llevaba unas semanas, percibió inmediatamente la "vibra" de las personas a su alrededor. Había una persona que destacaba entre las demás. Por lo que todo mundo comentaba, V era el mejor en el lugar, con una forma de escribir inigualable, con una chispa en cada uno de sus parrafos, sin duda un escritor nato. Sin embargo habia algo en él que le incomodaba, no esperaba su amistad  por supuesto y aunque hasta el momento no habia recibido ninguna clase de groseria de su parte, tenia una forma de ser demasiado arrogante para su gusto, quizá era eso, por alguna razón no soportaba a la gente soberbia.

Antes de comenzar, pensó unos momentos en todos los cambios que esta nueva posición le estaban trayendo. El cambio de residencia, el dejar por fin el tedioso trabajo como pseudo-corrector de estilo en el periódico local. Y por último, el haber dejado a C. Aún no sabia si le seguiría en esta nueva aventura. Deseó que asi fuera, después de todo se amaban, no había duda de ello. No entendía tantas cosas y se preguntaba tantas otras. Miró por la ventana unos segundos, escribió su primera línea.

"Todo comenzó en un día sin tiempo, como tantas otras historias..."
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martes, enero 17, 2012

Fragmentos literarios

"La única felicidad que parece posible no es tan sólo la que no se cumple
sino la que nunca podría haberse cumplido"
Mario Benedetti
 Quién de nosotros [1953]