Él sabía que todo habia terminado, no habia duda al respecto. Los celos, las inseguridades, aquellos eventos que temía tanto recordar terminaron por acabar con la relación que compartían. La relación donde él había aprendido tantas cosas. Donde su mente sintió y observó, las nubes y el viento. Todo en su mundo estaba claro.
No fue nada sencillo, él no entendía tantas cosas, habia algo que no cuadraba, algo que simplemente no podia explicarse a si mismo. No sabia exactamente que era solo tenía esa sensación en el pecho oprimiéndolo constantemente, incesantemente.
Le propusó que se fueran, que huyeran de todo y de todos, pasase lo que pasase; ella dudó, después de todo habia un tercero en el juego, dentro de un año entonces... ella dijo no.
Después, todo se puso un tanto difuso, como sombras, como ánimas que buscan un lugar donde descansar, pensamientos que viajaban sin un rumbo fijo, como vagando por los laberintos que habia creado en su mente sin posibilidad de una salida.
Él tenia clara solo una idea, ella regresaría, con una llamada quizá, si, eso era, esperaría esa llamada. La llamada donde ella se daba cuenta y entonces si, irse, irse lo más lejos posible, de todos y de todo.
Cada instante esperaba esa llamada, su corazón vibraba cada vez que escuchaba el primer timbrazo del aparato celular, los instantes se volvieron minutos, los minutos horas, las horas dias, los dias meses.
Sin embargo el siguió esperando esa llamada, sin dudar un momento de que llegaría; -quizá mañana-, pensaba para él mismo. Un día como cualquier otro, él murió o quizá una parte de él, quizá eso nunca se sepa los cierto es que jamás se le volvió a ver como se le veía antes.
A la mañana siguiente el teléfono sonó...
