Justo la noche anterior a su boda, Joaquín se encontró con Mónica, hacia tiempo que no la veía y su voz le causó un sentimiento de calidez que vagamente recordaba.
Tomaron un café en el centro, en aquel pequeño lugar del cual ambos gustaban tanto de ir en otros tiempos, tiempos mejores y ahora lejanos. Pasaron un par de horas hablando de todo, política, trabajo, los amigos en común, la familia, lugares comunes y en ese momento obligados.
Joaquín casi habia olvidado por completo esa sensación, era como si el tiempo se hubiese detenido y solamente se encontraran ellos dos.
Al finalizar la tercera taza de aquel inusitadamente amargo café llegó el momento que Mónica inconcientemente había estado esperando toda la noche; dejó en aquel pequeño plato estilo talavera poblana su taza de café y mirando a Joaquín directamente a los ojos le preguntó: -¿Eres feliz?-, él tomó su taza sin dejar de mirarla un solo instante, dio un profundo sorbo a su café y le contestó: -Ahora si-.
Tomaron un café en el centro, en aquel pequeño lugar del cual ambos gustaban tanto de ir en otros tiempos, tiempos mejores y ahora lejanos. Pasaron un par de horas hablando de todo, política, trabajo, los amigos en común, la familia, lugares comunes y en ese momento obligados.
Joaquín casi habia olvidado por completo esa sensación, era como si el tiempo se hubiese detenido y solamente se encontraran ellos dos.
Al finalizar la tercera taza de aquel inusitadamente amargo café llegó el momento que Mónica inconcientemente había estado esperando toda la noche; dejó en aquel pequeño plato estilo talavera poblana su taza de café y mirando a Joaquín directamente a los ojos le preguntó: -¿Eres feliz?-, él tomó su taza sin dejar de mirarla un solo instante, dio un profundo sorbo a su café y le contestó: -Ahora si-.
1 comentario:
Santo. Temo que algo así me pueda ocurrir algún día, ¿sabes?
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