Quien niegue que comer, es un gran placer de la vida, es porque una de dos, sufre de alguna anormalidad en las papilas gustativas o de algún desorden alimenticio que le impide sentirse libre de degustar y saborear los manjares culinarios.
Es que, siendo sinceros, todas las delicias posibles están ahi, para todos los gustos, para todos los presupuestos y aún asi, sin quitarle el mas mínimo deleite; a quien no se le ha antojado una rica torta de tamal, o unas quesadillas de la esquina de su casa, un pozole, unos tacos, en fin, hay gran variedad de platillos, y esos son los más accesibles; ahora bien si su paladar es un poco más exigente pues hay quesos, vinos, cortes y demás placeres que despiertan ese lado animal que llevamos dentro.
Bien es cierto que el comer es fundamental para la sobrevivencia del ser humano, y en ese sentido, es algo que TENEMOS que hacer, pero mas que otra cosa, me refiero aqui al comer como una expresión de nuestros deseos, al placer que causa el dar una jugosa mordida a un trozo de bife, por ejemplo, el contacto de la carne con nuestra lengua, haciendo una conexión entre los químicos que emanan del bocado y las papilas gustativas y de ahi enviando una señal a nuestro cerebro, el cual identifica el sabor de la carne y segrega alguna sustancia que se transmite por el resto del cerebro y causa una sensación difícil de explicar, es placer puro, gozo, éxtasis.
No por nada la comida es una parte instínseca a cada cultura, una expresión de sí misma, la cual es única y representativa, cada una se muestra al mundo a través de sus guisos, sus aderezos, sus especias; platillos que dejan ver lo que la humanidad es.
"Barriga llena, corazón contento"
Dicho popular
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