jueves, enero 03, 2008

Un dia cualquiera I

06:50 hrs

Sonó la alarma del celular, José, soñoliento, se levanta como cada mañana para ir al trabajo, se pone las sandalías y se dirige al baño, abre la llave del agua y mientras esperaba que saliera caliente se desnudó, entró a la regadera, se aseó, se afeitó la incipiente barba, salió de la ducha y procedió a vestirse. Se miró al espejo, hacía tiempo que su rostro no le agradaba, se miraba cansado, triste; no prestó demasiado tiempo a esto y continuó su labor, vistió su traje favorito, aquel grix oxford que compró en un viaje a Londrés, camisa blanca y corbata negra, se vió a si mismo al espejo le agradó la imagen, -bastante sobrío- pensó.


07:45 hrs

Después de tomar un ligero desayuno de café con leche y sobras de galletas, salió de su casa, dejando todo preparado para cuando regresara, un dia antes había decidido ir al trabajo como cualquier día, pero justo en el momento en que iba a tomar el autobús se arrepintió, dio media vuelta y siguio caminando sin un rumbo fijo, cruzó la calle, a su derecha se encontraba el Ángel, se quedo unos minutos contemplandoló, la gran columna, coronada por ese majestuoso ángel dorado, que extiende sus alas con júbilo y ofreciendo esa corona de olivo; continuó su camino se detuvo un momento para tomarse tranquilamente un café americano, sin azúcar, justo como le gustaba, lo acompañó con unos churros que una viejita estaba vendiendo en una esquina.


08:30 hrs

Al terminar, decidió que daría un paseo por el centro histórico, le traía buenos recuerdos y siempre era muy grato dar una caminata por aquellas calles llenas de tanta historia; pensó que no tenía caso alguno tomar un microbús para llegar allá, asi que procedió a caminar tranquilamente por Paseo de la Reforma, una de sus calles preferidas, pasó la embajada estadounidense, la palma, cruzó Insurgentes, en donde se cambió de acera, de ahi el monumento a Colón, Bucarelli, continuó su camino, una vez que estaba frente al Sheraton pensó que sería buena idea caminar por la Alameda Central y asi lo hizo, se sentía un ambiente frio a esa hora, la alameda lucía particularmente solitaria esa mañana, recorrío sus pasillos, y llegó hasta el Palacio de Bellas Artes, se quedó mirandolo por unos instantes admirando su colosal belleza, continuó su recorrido.


10:00 hrs

Entró por la calle de Madero, recorrió por fuera los azulejos y siguió por el pasillo hasta donde venden libros miro un par de ellos, Las enseñanzas de Don Juan y La Historia Interminable fueron los que más le cautivaron debido a que fueron estos libros los que determinaron gran parte de su adolescencia y juventud, el primero le recordó el misticismo que encierra la vida y las posibilidades infinitas de ser y mas aún del no-ser; el segundó lo transportó a mundos que estaban tan alejados que se sintió como un explorador que descubría un mundo oculto para los demás, salió por el Museo Nacional de Arte para regresar de nuevo a Madero, no sin antes cruzar 5 de Mayo, dio la vuelta en madero y se perfiló hacia el Zócalo; se situó justo en el centro de la plancha a un lado del asta bandera, miró al norte, hacia la Catedral el gran símbolo de la iglesia en México, aquella iglesia que le enseñó desde niño sobre el cielo y el infierno, la resurección de la carne y la vida eterna, -vida eterna- susurró.


11:05 hrs

Caminó al Templo Mayor entró, recorrió sus pasadizos, de pronto, se le ocurrió algo, -voy a ir a CU- penso para sí mismo, ahi había cursado sus estudios universitarios y pensó que sería grato echar un vistazo a su Alma Mater observar lo que había cambiado y recordar viejas historias; salío de la zona arqueológica y caminó hacia la estación Zócalo, compró dos boletos del metro y se fué dirección Taxqueña, pensó que podría hacer una pequeña escala en Coyoacán para saborear un buen helado de zarzamora y queso; se bajó en la estación General Anaya y tomó un microbús que lo dejaba muy cerca de la heladería donde compró su anhelado postre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta los níveles descriptivos de tu narrativa, querido Espín. Yo nunca lo logró. Me meto más en las entrañas y dejó de lado los detalles. Me gusta lo que desconozco y se me dificulta. Bien. Abrazo.

Anónimo dijo...

Fes de erratas (jaja): encantan*, logro*, dejo*