lunes, enero 07, 2008

Un dia cualquiera III

15:27 hrs

Una vez que llegó a la zona cultural, se dirigió inmediatamente al centro del espacio escultórico, a la obra de Sebastian, Mathias Goeritz y demás, una vez ahi, se subió a uno de los 64 módulos que conforman estructura y observó el hermoso panorama que la ciudad le ofrecía. Después de unos minutos de mera contemplación, reflexionó:
-Cuando estaba en la universidad todo era diferente, creía en la posibilidad de realizar cambios profundos en las estructuras establecidas, tenía tantas ideas... Y ahora, ¿que es ahora?, todo por lo que he luchado ha sucumbido ante poderes ajenos a mi, por las mafias que se encuentran en mi trabajo, por los poderosos y los ricos, por aquellos cuyas conveniencias no estan en el bien común.
Creía en la libertad, pero, ¿como puedo ser libre si cualquier punto de vista, cualquier modificación a los programas, cualquier cambio de estrategia es anulado por quienes tienen la última firma?; aunque por otro lado, es cierto voy a donde quiero, como lo que quiero, me puedo comprar cuanto se me ocurra, pero hay algo que simplemente no me satisface, algo que me deja vacio y crea esta irremediable soledad en mi ser, es como la semana pasada, fui el sabado a ese centro comercial, miré los aparadores y vi un lindo abrigo de casimir inglés, lo compré, cinco mínutos mas tarde, me sentí triste, frívolo, que había de extraordinario en ese abrigo, nada; ¿en donde radica mi libertad? ¿para que quiero ser libre de ir, hacer o comprar lo que sea si no puedo ser libre de expresar (¿y por qué no? de llevar a cabo) mis ideas, mis inquietudes, mis sentimientos?
También creía en las personas, en que estas estan en constante evolución y trascendencia, y hoy, por donde quiera que miro, veo gente comiendo gente, arrastrandoze a un abismo del que muy probablemente nadie salga, aplastandose los unos a los otros como si de gusanos se tratara. ¿A dónde va mi humanidad? ¿qué hicieron con aquellos que imaginaron sociedades armónicas y en paz? ahora a donde volteó observo guerra y hambre, desolación...-
José de quedó tendido, con la vista hacie el cielo; pedía perdón.
Terminó de dar una vuelta por la zona cultural, entró rapidamente a la biblioteca ya hemeroteca, buscó los periódicos con la fecha de su nacimiento, -Mi nacimiento no apareció en ningún titular, ¡bien! - pensó. Una vez que se terminaba su recorrido, decidió dirigirse al metro caminando, pasó por algunos institutos, TV UNAM, la Facultad de Ciencias Políticas, la Tienda UNAM, se detuvo un momento en los pastos frente a la tienda UNAM y observó a una jóven pareja, el le había llevado flores, se encontraban sentados, recargados en el tronco de un pequeño pino, ella sentada entre las piernas de él, notó que ella lloraba; sin mirarlos de nuevo, siguió su camino.


17:02 hrs

Subió al vagón del metro, no pensaba demasiado, simplemente observaba a su alrededor, las personas sus rostros, su ir y venir, de pronto comenzó a jugar un poco con las imágenes, inventaba historias, a cada persona que llamaba su atención le creaba una personalidad, una ocupación, una situación de vida diferente, esto le divirtió de sobremanera y le entretuvo en su trayecto hasta su casa.


17:56 hrs

Llegó a su casa el ambiente le pareció diferente al que estaba acostrumbrado, recordó que hacia un par de días que no telefoneaba a su padres y hermana, lo hizó.
Contestó su hermana, Ilse, bromearon un poco lo pusó al tanto de su nuevo novio, un muchacho de la carrera que le parecía buen mozo; al escuchar la voz de su madre sintió una fuerte punzada en el pecho, le alegraba escucharla, platicaron unos minutos de lo de siempre, su madre de nuevo le cuestionó sobre el porque no llamaba a Raquel, José no supo que contestar, simplemente no se sentía con la entereza de ver a Raquel, sabía que la decepcionaba, pero no podía hacer más y menos en esos momentos; al hablar con su padre José se tranquilizó, el viejo era de pocas palabras pero siempre llenas de amor hacia él. Colgó el teléfono. Pensó en los periódicos de mañana, -seguro no estaré en los encabezados- se dijo. Avanzó unos pasos, aquel viejo banco de triplay se encontraba justo enfrente, lo miro fijamente, se subió en él, rodeó su cuello con la soga y le dió una patada para que cayera.


19:03 hrs

El vaivén generado por los pies de José cesó.

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