miércoles, octubre 10, 2007

En fila joven, en fila

Venía yo muy placidamente (bueno, no tanto, la verdad venía de píe y a mi alrededor había harta gente) en el transporte colectivo (entiéndase RTP, Levanta-pobres, Ruta100, Camionsote naranja, o como gusten llamarle) sobre Reforma, a la altura del metro auditorio en dirección poniente, osease hacia mi trabajo, cuando de pronto miro a través de la ventana y me doy cuenta de lo siguiente:

!La gente estaba haciendo una fila (o cola, como gusten) para esperar el camión!

¡Wow!, eso si es nuevo para mi, al menos cuando no se trata de los famosísimos paraderos (osease, Indios Verdes, Rosario y demás, bueno o bases) la gente normalmente, y espero no me dejen mentir, se arremolina y aglutina en la parada, para que, en cuanto el primer transporte llegue, empujar, jalonear y correr para ser los primeros en subir sin importar el orden en que las personas fueron llegando.

No conozco demasiado el mundo; hace como dos años fuí a Buenos Aires y observé que la gente hacia una fila para esperar el transporte público en paradas determinadas y supongo que en Europa y Estados Unidos sucede algo similar.

Platicando de esto con alguién (no recuerdo quien exactamente en este momento) comentabamos que era cultural, que eso hacía una sociedad conciente, ordenada y demás; y suena bastante lógico, si llegas primero, te subes primero. Aqui no sucede así, al menos hasta que lo ví hoy, supongo que tiene que ver con el clásico ¡Yo primero!, ese valemadrismo que, desafortunadamente caracteriza al mexicano, ese no respeto al connacional, al prójimo; puedo entender que tengamos prisa, que en nuestros trabajos tenemos horarios y que si no los cumplimos probablemente nos cause dificulatades pero caray, que me cuesta desperarme media hora antes, es cierto que las distancias son mounstrosas, que cómo espero que alguién que viene de la salida a Puebla, llegue a la salida a Toluca despertándose a las 4 de la mañana y que si no toma el autobús a cierta hora nomás no llega; todo eso es cierto, solo digo que habrá que tener mayores consideraciones.

En fin, esto tiene demasiadas vertientes, lo que pienso es qué, al menos en Reforma, pude vislumbrar un pequeño cambio, algo que podría ser diferente y en lo que hay que trabajar mucho. A mi parecer son esas pequeñas actitudes las que pueden generar verdaderos cambios, no esperar a que llegue un salvador a una silla y que mágicamente solucione todo, no, depende de todos y cada uno, con simples acciones como hacer una fila al llegar a la parada del camión.

1 comentario:

Milosc dijo...

En efecto todo depende de la conciencia del famosísimo público usuario, lamentablemente nos parecemos más a los italianos en este sentido. Pero ojo, a veces no es valemadrismo, sino simple reacción a una sinergia negativa de los demás.
Digo, si ese wey no se forma yo por qué. Si todos pudieramos planear bien nuestro viaje no habría necesidad de hacer filas siquiera.

Así que cuando se mude a Reforma verá que no es necesario tanto sacrificio para ir a la chamba.